El millonario, tozudo, decidió continuar adelante con su proyecto pero convirtiéndolo en un hotel, algo sí permitido por la legislación. Treinta y ocho millones de euros después nace el Chalet N, autoproclamado como hotel de seis estrellas. Y es que con las cinco de rigor seria quedarse muy cortos. Te invitamos a descubrir por qué una semana aquí cuesta la nada desdeñable cifra de 250.000 euros (para 22 personas).
Decoración que despierta los sentidos
Atención a los fanáticos del interiorismo y los devotos de lo exquisito, Chalet N es la combinación perfecta entre la arquitectura tradicional de los Alpes, en la que es protagonista el roble, y los materiales mas increíbles que lo convierten en una espectacular vitrina de diseño al servicio de los sentidos.
Paredes con piedra de travertino y granito y toques de acero negro creando texturas que invitan a tocarlas o alfombras con elegantes matices brillantes que no podemos parar de mirar. «Son cristales Swarovski», anuncian. Aquí cada detalle cuenta, como nos explica Sebastian Zenker, interiorista de Chalet N, «quién viene aquí espera encontrar algo sublime y es exactamente lo que les damos».
Ya en la suntuosa habitación con chimenea seguimos deleitándonos con las diferentes posibilidades: acomodarse en el sofá enfrente de la chimenea, sumergirse en una fantástica bañera mientras se contempla el hipnótico paisaje nevado o levitar sobre un colchón de plumas y cubrirse con un edredón del mismo material de la prestigiosa marca austriaca Kauffmann, sin olvidar escoger una de los siete tipos de almohada y no querer levantarse nunca más.
¿Este spa es real?
Uno de los platos fuertes de Chalet N es su spa, que ocupa una planta entera del edificio, y ofrece exclusivos tratamientos. Pero lo que convierte en tan singular a este spa son otros aspectos capaces de dejar con la boca abierta hasta al más escéptico.
La piscina, que fluctúa de color cada 20 segundos, posee un sofisticado sistema de sonido para escuchar música debajo del agua. En el exterior, dos jacuzzis en la nieve nos invitan a relajarnos con los Alpes como mágico telón de fondo. «Adelante», nos invita uno de los mayordomos, «os traeré una copa de champagne». ¿Puede haber algo mas glamuroso en el mundo?
Sí, puede haberlo, porque tras tomar una sauna finlandesa el ritual aconseja refrescarse en la ducha envuelta por una cortina enteramente recubierta de cristales
¡Swarovski!
Todo al servicio del esquí
Olvidemos (si podemos) la mesa de billar, la sala de cine, la insólita piscina o el jacuzzi y recordamos que aquí se viene sobre todo a esquiar. Y por supuesto que el Chalet N ofrece todas las comodidades para hacerlo con mucho estilo.
Encontraremos instructores de esquí adaptados a todos los niveles y una sala para equiparse con taquilla para el huésped. Incluso un calentador de botas nos asegura arrancar la jornada bien calentitos. ¿El colmo de los colmos? Un ascensor nos deja a pie de pista para disfrutar de una jornada de esquí en uno de las mejores estaciones de Europa.
En cuanto al apartado gastronómico, es posible comer en la terraza un día soleado rodeados de la impoluta nieve de los Alpes, en el elegante comedor o en la llamada Walser Stübel. Chalet N ofrece placeres culinarios dependiendo de nuestro humor y de la meteorología pero siempre con el denominador común de la excelencia y cuidando, una vez más, los detalles: cubertería ultra ligera de titanio u originales platos hechos a mano.
En el salón principal, rodeado de grandes ventanales con cristales a prueba de balas (¿extravagancia o exigencia para proteger a algunos de los ilustres huéspedes?), Nicolas, el joven chef, discípilo del laureado Massimo Bottura, prepara cada noche unmenú de alta cocina con ingredientes de temporada. «Una experiencia para los sentidos, no solo con colores, olores y sabores sino también con pensamientos positivos», dice el joven chef, seleccionado personalmente por el propietario de Chalet N.
| Más información en www.chalet-n.com